sábado, 14 de julio de 2018

Carta de opositores invisibles a una administración y a unos compañeros que no lo son tanto

(Carta de un@ opositor@ invisible)
Querido tribunal y responsables finales educativos:
Soy yo… ese opositor@ que nunca fue lo suficientemente bueno para ti, conotra cara. No lo fui ninguna de las 4 veces que me presenté y tuve notas muy similares a pesar de inventarme algunos exámenes y otros hacerlos a la perfección. Fui aquel que lleva años en un escritorio perdiéndose momentos importantes: cumpleaños de primitos, salidas con amigos, viajes… porque tengo un sueño y siempre me dijeron q los sueños se consiguen con esfuerzo. Soy el que no sabe de dónde sacar dinero y tiempo para hacer un Máster porque se ve que no es suficiente con mis 2 carreras; el que se ha gastado todo en examinarse para B2 y academias (pero, por lo visto, sus apuntes no te convencen, aunque aún no has querido decirme por qué, ni cuáles debo estudiar) y ya está ahorrando para un posible MIR mientras espera no tener que ir al dentista ni tener que arreglar el coche….porque se ve que un profesor debe mostrar lo mucho que sabe y ser juzgado por gente que no abre un libro en tertulias televisivas donde se gritan y sacan el peor examen de toda la historia de las oposiciones para generalizar sobre lo poco preparado que está el colectivo entero (podríais sacar todos los exámenes y no sólo el más el ridículo, ¿no?).
Soy la que titubeó cuando levantaste una ceja y tomaste nota y preferiste a quien, exponiendo, mostró más seguridad. Lo que no sabes es que titubeé porque por un segundo temí perder la puerta a lo más importante de mi vida y tú le abriste la tuya a quien iba seguro porque si suspendía cogería cualquier otro trabajo, porque le daba igual este. Soy quien estaba delante cuando dijiste que no nos preocupáramos, que intentaríais aprobar a todos los opositores que pudierais, hasta que llegaron los criterios misteriosos de evaluación y entonces, pocos se salvaron…
Soy el del moreno de flexo que ve a todos lucir sonrosados celebrando S. Juan desde su ventana. Soy el interino que se ha recorrido media geografía española mientras su familia le ve en directo por internet, el que ha ido a todas las conferencias y leído un montón de libros sobre innovación en el aula mientras el último al que aprobaste dice que se ciñe al libro y no se complica, ni pierde su tiempo. Soy la interina que no puede tener hijos porque no sabe dónde ni cuánto tiempo estará el curso siguiente. Soy España, Argentina y Brasil volviendo sin copa del Mundial….
También soy la aspirante que ayuda con sus deberes a sus sobrinos y al pasar por el patio de un colegio cierra los ojos y se imagina dentro dando clases junto a una pizarra, la que trabaja de canguro por horas o da clases particulares, preguntándose cuándo ganará lo suficiente para independizarse. Soy el profesor que ayudó a tu hijo a ver más allá de su silla de ruedas y a sentir que las limitaciones nunca le definirán, el que ayudó a tu sobrina a reír cuando no quería abrir la boca por su nuevo aparato, la que la levantó del suelo y le echó agua oxigenada en el raspón que se hizo y el que le cuenta a sus alumnos que algún día sus esfuerzos tendrán su recompensa… (¿Cuándo tendrán los míos la suya?).
A pesar de todo, me has enseñado mucho: me has enseñado a importarle un pimiento que alguien te considere el mejor por “vomitar” leyes que cambian según el partido que gobierna por competir entre ellos; me has enseñado a ser feliz con trabajos mal pagados y a agudizar el ingenio. Me has enseñado a denunciar en internet las injusticias, a movilizar a la gente, recoger firmas y exigir que se ponga en práctica toooodas esas leyes que tuve que aprender; me has enseñado a exigir leyes justas para evaluar exámenes, leyes que nunca hagan a los opositores preguntarnos por qué escogieron a otros. 
Me has enseñado a poner entre la espada y la pared al político de turno si se lo gana y a “ponerle las pilas” al sindicato que se calla… ¡Vaya!, ¡parece que las leyes han resultado útiles después de todo!. Me has enseñado a no necesitar demostrar nada a nadie, a luchar, a competir y a exigir, como tú lo haces, sin importar lo buen profesor que pueda ser…. pero no esperes que no luche, compita y te exija a ti sin importar quién eres, ante cualquier atisbo de duda sobre mi examen.
Me has enseñado a pasar de los sueños a la realidad y ahora te toca a ti aprender: Aprender que no soy un código de barras, ni un nombre en una lista o una anécdota que olvidar cuando llegues a casa, no soy el que titubea, sino el cuenta leyendas mientras los estudiantes le miran embobados con los ojos como platos, el que inventa concursos y hace que los alumnos crean estar viendo al propio Lope de Vega recitar, el que hace que los críos pidan a sus padres libros por su cumpleaños y en lugar de dudas se sientan llenos de confianza. Soy quien convierte al más gamberrillo de la clase en Hamlet y lo trata como si fuera su padre o madre y les cuenta a todos las anécdotas y los piques entre los poetas del Siglo de Oro, el que pone materiales y premios de su bolsillo y no espera que se lo agradezcan o paguen. Te toca aprender que los grandes movimientos de la historia aparecen cuando se le quitan las esperanzas al pueblo y ya no le queda nada que perder. Aprender que soy mucho más de lo que ves… soy TÚ, años atrás, al que ya has olvidado y ahora seré YO quien te haga recordar: Recordar que decir leyes como un papagayo no te hace un buen maestr@, sino el trato con alumn@s reales; recordar que sabemos evaluar exámenes y sabemos que un 7 no se vuelve 2 tan fácilmente; recordar que la educación es el arma más poderosa que cambia la sociedad y nosotros estamos sobreeducados y cansados, porque todo el mundo tiene un límite. Recordar las charlas que les das a tus alumnos sobre ser justos al evaluar. Y que muchos grandes autores y pintores fueron rechazados y minusvalorados.
Sé que no podéis aprobar a todos….¡ni deberíais!, ¡sería ridículo y peligroso!. Como lo es poner un 2 ´5 a alguien que le sale la temática de uno de sus 2 doctorados, como lo es poner un 3 y pico a la que le sale el tema de su tesis, como lo es poner un 2 a quien ha hecho el mismo examen en su academia con otro docente en activo y con una puntuación de 8; como lo es suspender al 90% de los aspirantes de un tribunal sólo en un primer examen…. como lo es que se queden plazas vacías porque nadie es lo suficientemente bueno, ¡qué pena!, ¡tal vez habrá que sacarlas de nuevo a concurso y cobrar otra vez las tasas!, ¿no?.
En fin, no os hago perder más tiempo; podéis decirle al jefe que cumplisteis con la criba o podéis ayudarnos a cambiar el sistema, hacer justicia, y ser claros sobre qué criterios misteriosos hace que gente de matrícula saquen 5 y se carguen a los demás. Es tu decisión saber quién quieres ser; yo sé quién soy y también sé que, en el fondo, no es tu culpa, sino de quien te exige que en lugar de mí veas un código de barras. Probablemente no recordarás mi cara, pero al menos, este año no vas a olvidar el día en que los códigos de barras se volvieron personas, no vas a olvidarme a mí: la que titubeó, el que olvidó escribir la Bibliografía, el que recoge firmas y grita consignas frente a tu edificio y te recrimina que gastes millones en chorradas en lugar de puestos de trabajo, la que lloró enfrente del tablón de notas y se quedó con la programación en la mano para entregártela. Tal vez, algún día, alguno de tus hijos esté en mi lugar y yo en el tuyo e intentaré recordarlo como alguien y no ser tú. Se despide, tu opositor invisible…tus opositores invisibles haciéndose visibles.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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